RCDA, evaluando los escombros producidos por el terremoto de Ecuador
Información de Fueyo Editores
La Asociación Española de Reciclaje de RCD, RCDA a petición de la empresa colombiana de demolición y gestión de residuos Maat Soluciones Ambientales, fue invitada a viajar a Ecuador para ayudar en la evaluación de los RCD de las poblaciones más afectadas por el terremoto del pasado 16 de abril, y presentar posteriormente al Comité de operación de Emergencias en quito una propuesta de Plan de Gestión para los RCD producidos.
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Artículo de Jose Ignacio Tertre Torán, presidente de RCD Asociación
Ingenieros de la empresa pública ecuatoriana Inmosolución que analizan los posibles daños estructurales en diversos edificios en las zonas afectadas, técnicos en demolición y especialistas ambientales expertos en materiales de construcción de Colombia, junto con Ignacio Tertre como experto europeo en gestión y reciclaje de RCD, realizaron junto con los ingenieros ecuatorianos la visita a la provincia de Manabí, la más afectada, y a las poblaciones de Manta, Portoviejo, Bahía de Caráquez, y Pedernales.
El terremoto de Ecuador del 16 de abril de 2016, con epicentro en Pedernales, tuvo una magnitud de 7,8, y es el sismo más fuerte sentido en el país desde el terremoto de 1979. Las ondas sísmicas llegaron hasta Colombia, sintiéndose en ciudades de ese país como Cali, Pasto, y Popayán, y en la frontera norte de Perú, en lugares como Tumbes, Piura o Cajamarca.
El presidente de Ecuador declaró el estado de excepción a nivel nacional, y estado de emergencia en seis provincias costeras. Según la oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, más de un millón de personas fueron afectadas por el terremoto.
En Ecuador son frecuentes los terremotos y su causa es casi siempre atribuible a los procesos tectónicos de las costas del océano Pacífico. Su origen es el cabalgamiento en el límite o cerca del límite entre la placa continental sudamericana y la del Pacífico.
La evaluación de los RCD producidos por catástrofes naturales es un elemento básico a la hora de planificar las acciones de demolición y gestión de los residuos producidos. La estimación y evaluación de cantidades de RCD producidas por catástrofes naturales puede ser muy variable; se habla de generación en áreas o poblaciones afectadas, y dependerá su estimación de la intensidad de la catástrofe, de la densidad de población, alturas, tipologías, normativa técnica de las construcciones afectadas, materiales utilizados, etc. Paralelamente a estas estimaciones de producción, se decide qué edificios deben repararse o demolerse por las consideraciones de coste, políticas, riesgos estructurales, etc.
Otro de los elementos básicos en la evaluación es la toma de muestras (principalmente de hormigones estructurales) para su ensayo e informe, que dará las pistas no sólo de los áridos y materiales reciclados que conviene producir, sino en muchos de los casos las claves de la destrucción debidas muchas veces a las pobres prácticas constructivas, falta de códigos técnicos de edificación, mala calidad de los materiales empleados, puestas en obra deficientes, etc.
Tras el terremoto de Haití, se realizaron estimaciones de generación de RCD, basadas en la intensidad de los mismos y en la densidad de la población de las zonas afectadas.
La primera impresión del terremoto de Ecuador, a diferencia de otras experiencias como el terremoto de Haití en 2010, fue una falta de actividad importante en maquinaria y equipos de trabajo en las zonas afectadas, y la poca presencia de medios y actividad tanto propia del país, como de organizaciones internacionales, encontrándose en la zona 0 de las poblaciones, que han sido completamente desalojadas y valladas y con fuerte vigilancia policial, lugares vacíos donde se aprecia toda la magnitud de la catástrofe en la destrucción de los edificios.
Esta falta de organizaciones internacionales llevó al grupo a un contacto directo con la población ecuatoriana deseosa de noticias y de dar testimonios tan impactantes como el de un taxista de la población de Manta: “El terremoto fue como un animal que despertó y cabalga de derecha a izquierda durante minutos”.
Los trabajos se centraron en una primera estimación de los RCD producidos, en el manejo y remoción manual y mecánica de escombros que se estaba realizando, en la toma de muestras para su ensayo, en la decisión de métodos de demolición en algunas edificaciones, y en la visita a botaderos o rellenos sanitarios.
En la ciudad de Portoviejo, capital provincial de Manabí, colapsaron al menos 700 infraestructuras civiles. La zona 0 evidencia la magnitud del sismo con un edificio colapsado en la planta tercera y girado hasta la planta sexta hacia la calle, y daños estructurales y de mampostería en la totalidad de las edificaciones.
La zona 0 de Manta es el barrio de Tarqui, donde un centro comercial colapsó con gran pérdida de vidas humanas y la totalidad de estructuras deben demolerse. En Tarqui está prohibido el acceso, la cadena univisión está utilizando drones para filmar el desastre y fuera del vallado se vende agua de coco para mitigar el sol vertical.
Otros barrios de Manta también evidencian el terremoto: el hospital se está demoliendo con pocos medios, ya que las retroexcavadoras carecen de brazos largos y equipos auxiliares de demolición y tienen que realizar acopios de tierras para poder acceder a demoler los edificios. También fue destruida la torre de control del aeropuerto.
La localidad más afectada en la provincia y en el país fue Pedernales, que más tarde se conocería como el epicentro real del terremoto; la localidad fue destruida entre un 70 y 80% y durante varios días fue imposible el acceso por vía terrestre dado el severo daño que sufrieron las carreteras que la conectan con el resto del territorio ecuatoriano.
Llegando a Pedernales las carreteras están levantadas y ha habido desprendimientos de tierras que ya están retiradas. A la entrada de la ciudad se levanta un botadero donde los camiones descargan sin control los escombros, y se divisan varios campamentos para los evacuados. La destrucción es casi total en esta población costera donde la totalidad de los hoteles han colapsado, los edificios públicos todos dañados y con daños estructurales severos las edificaciones que se mantienen en pie. Se coincidió en Pedernales con la fundación “TzuChi” que ayuda directamente a la población con 10USD día a cambio de una escoba de limpieza.
En los desastres naturales se debe tener un criterio básico para la gestión de RCD y sus posibilidades de reciclaje y depósito. Hay que evitar problemas ambientales como la no aceptación de descargas de materiales o elementos mezclados con otros residuos como basura, residuos líquidos, tóxicos o peligrosos, la definición de las medidas de mitigación y manejo para disminuir el impacto paisajístico, el ruido y la calidad del aire, considerar el uso de barreras visuales, condiciones geotécnicas (estabilidad, características de los suelos, nivel freático, posibilidad de confinamiento, fallas y cortes, entre otros), determinar las obras de drenaje previas que sean requeridas en el caso de botaderos finales, tanto en el interior del botadero, como en su perímetro para garantizar la adecuada circulación del agua, etc.
En el camino se visitaron otras poblaciones afectadas, como Bahía de Caráquez y Jama, y se regresó desde el aeropuerto de Manta a quito, donde el equipo realizó en los días siguientes una propuesta al Comité de Emergencias sobre la demolición y gestión de los escombros producidos de cara a la reconstrucción del país, y el acompañamiento técnico necesario para su puesta en marcha.
Las primeras evaluaciones estimaron una producción de rCd ente 6 y 8 millones de toneladas de RCD, de los que el 60% todavía habría que demoler y gestionar, algunos de estos edificios serán demolidos por voladura y parte de los RCD se acopiará diferenciadamente para su reciclaje
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