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19 Junio 2024

Cárcel de Carabanchel, el derribo de un icono

Información de Fueyo Editores

La Prisión Provincial de Madrid, más conocida como Cárcel de Carabanchel, fue edificada nada más terminarse la Guerra Civil, entre 1940 y 1944, con el objetivo de cubrir las necesidades penitenciarias de la capital, pues la anterior cárcel de Madrid, la llamada Modelo, había sido prácticamente destruida por los efectos de la contienda, y la cárcel de Porlier, en la calle Díaz Porlier, no daba abasto para albergar a los presos políticos, por lo que el general Franco decidió construir un nuevo establecimiento que sirviera de reformatorio en unos terrenos de 200.000 metros cuadrados situados en el municipio de Carabanchel Alto, entonces un pueblo en las afueras de Madrid.

Los terrenos, que pertenecían a José Messía y Stuart, duque de Tamames y de Galisteo, fueron adquiridos el 16 de enero de 1940 al precio de 5,25 pesetas el metro cuadrado, por lo que el Estado pagó en total unas 700.000 pesetas. El diseño y la construcción, inspirados en la cárcel Modelo de Barcelona y con capacidad para albergar 2.000 reclusos, se debe a los arquitectos Vicente Agustí Elguero, José María de la Vega Samper y Luis de la Peña Hickman, y participaron en su construcción un millar de reclusos sometidos a trabajos forzados mediante el sistema de redención de penas por el trabajo.

El edificio, sin mucha relevancia arquitectónica más allá de la originalidad de su planta radial, fue diseñado con forma de estrella, inspirado en las cárceles clásicas del siglo XIX que pretendían que un solo vigilante pudiera observar a todos los prisioneros a la vez sin que ellos se dieran cuenta. Estaba compuesto de cuatro brazos iniciales a los que luego se le añadieron otros cuatro. Todos ellos partían de una estructura central cilíndrica cerrada con una cúpula de hormigón armado. Su finalidad era ser una prisión preventiva, un correccional con oficinas administrativas y residencias para sus funcionarios.

Las obras empezaron el 20 de abril de 1940 y fue inaugurada la cárcel el 22 de junio de 1944 por el Ministro de Justicia Eduardo Aunós para albergar a presos políticos. Enseguida quedó absorbida por el exagerado crecimiento de la ciudad de Madrid, que se anexionó los municipios limítrofes, entre ellos Carabanchel Alto, en 1948, y la cárcel quedó en su interior, pasando posteriormente el Metro bajo sus cimientos, entre las estaciones de Aluche y Carabanchel. Con la amnistía de 1977 pasó a ser cárcel de presos comunes y estuvo en funcionamiento 55 años, hasta 1998, que se cerraron definitivamente las instalaciones, trasladando a los 2.500 presos –500 eran mujeres– a otras cárceles madrileñas.

Durante los años 2000 la cárcel fantasma estuvo abandonada y el vandalismo, el paso del tiempo, los grafitis y los okupas, que fueron desmontando ventanas, escaleras y puertas para venderlas como chatarra, la convirtieron en el espacio más degradado del distrito y un foco de problemas sociales y de seguridad.

Planes de remodelación

En tal mal estado quedó que los planes de recuperarla por parte de diversas instituciones y los vecinos del barrio fue inviable. Querían conservar el edificio como símbolo de la represión franquista, puesto que aquí estuvieron encarcelados, en la famosa tercera galería destinada a presos políticos, numerosos opositores a la dictadura y fueron ejecutados mediante garrote vil los últimos condenados a pena de muerte en los años 60. Incluso el CSIC elaboró un estudio con el objetivo de recoger la vida de este edificio carcelario y estudiar sus posibilidades como futuro centro de la memoria histórica.

Una década después, en el mes de julio de 2008, el Ministerio del Interior y el Ayuntamiento de Madrid firmaron un acuerdo por el cual en la superficie de la cárcel se construirían 650 pisos, un hospital, bibliotecas, residencias para mayores, zonas verdes y oficinas del Estado. Antes, en 2002, el Ministerio de Interior utilizó una parte de esta gran parcela para establecer la comisaría de Policía Nacional del distrito de Latina y el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Aluche, que siguen funcionando en la actualidad. El resto, muros e infraestructuras penitenciarias, fue derribado en el año 2008.

Esto ocurrió la madrugada del martes 21 de octubre de ese año cuando un brazo de 20 metros de largo de una potente excavadora golpeó la cúpula de la vieja cárcel de Carabanchel por orden del Ministerio del Interior, que así acometió su derribo a pesar de la oposición vecinal, que quería que al menos se conservara su cúpula como testigo de lo que fue aquello, y con la premura de los ediles de Carabanchel, que querían borrar del mapa los últimos vestigios para revitalizar la imagen tremendamente negativa de un distrito estigmatizado por tener dicha cárcel en su territorio, que también influyó urbanística y sociológicamente en el barrio.

Nada de lo antedicho se hizo después. La falta de entendimiento entre las administraciones y la crisis económica, con la burbuja del ladrillo de por medio, provocó que todo quedase paralizado. Costó seis años retomar el proyecto y en 2015 el Ayunta miento y el Ministerio del Interior modificaron el plan de sus predecesores, pero el cambio en la titularidad de la alcaldía volvió a dejar todo en el aire.

En 2020 el proyecto para la antigua prisión volvió a retomarse y el Ayuntamiento de Madrid aprobó un nuevo plan urbanístico en el que se contemplaba la edificación de 600 viviendas. En total había proyectados 200.000 hogares. También se reservó una porción del terreno para la posible construcción del nuevo hospital. Sin embargo, esa legislatura concluyó sin ningún tipo de avance. Al igual que ocurrió con la famosa «Ope ración Campamento», la burocracia urbanística ha dificultado la ejecución porque, aunque el plan es del consistorio municipal, los terrenos son en su mayoría propiedad de la Administración Central del Estado, lo que obstaculiza su desarrollo.

Fue en 2023 cuando se aprobó definitivamente la urbanización del espacio en el que se ha previsto levantar 640 viviendas, un 34% de protección oficial, oficinas, equipamientos sanitarios, sociales y educativos, la urbanización de 46.000 m2 de vías públicas y la creación de 23.460 m2 de zonas verdes. A pesar de ello, los vecinos insisten en preservar un lugar para la memoria y quieren que se compruebe si, debajo de los escombros, los subterráneos de la prisión bajo la cúpula siguen estando en un estado aceptable para crear el museo en esa zona, que sería parte de la cárcel original, ya que del resto no quedó nada, salvo el antiguo hospital penitenciario, que actualmente es el mencionado Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE).

La obra penitenciaria

Los arquitectos designados por el régimen construyeron en dos fases los cuatro sectores previstos: la prisión preventiva, de planta radial, compuesta de cuatro brazos que, como queda dicho, se ampliaron posteriormente a ocho, a partir de un cuerpo cilíndrico coronado por una cúpula de hormigón armado; la prisión correccional o taller, de planta en peine e integrada por cuatro galerías, una de las cuales, la tercera, se modificaría para otros usos como albergar presos políticos y opositores a la dictadura; un pabellón de administración; y un grupo residencial para los funcionarios.

La cárcel estaba compuesta por un cuerpo perpendicular al eje de simetría de la cárcel y el edificio estrellado. En este primer cuerpo, que constituía la entrada, se encontraban las oficinas, el cuerpo de guardia y la vivienda de los altos mandos del centro. Tras él se situaba la plaza de ingresos a las puertas del espacio interior de la prisión.

Encarando la plaza de ingresos se construyó el edificio penitenciario propiamente dicho que estaba formado por el centro del que partían ocho radios a modo de galerías generando un perímetro octogonal que fue sufriendo modificaciones durante los años que se mantuvo en funcionamiento la cárcel. La primera galería coincidía con el eje de simetría y de ella partían dos pequeños edificios perpendiculares en los que se encontraban las comunicaciones, con las distintas dependencias que hacían posible los variados tipos de visita: locutorios, salas comunes para visitas familiares, y salas íntimas para los famosos vis a vis.

Las galerías, a excepción de la segunda y la sexta en la que se construyeron menos niveles, estaban formadas por cinco alturas contando la planta baja que daba a los patios triangulares. Las distintas galerías daban todas a un mismo centro en el que se dispuso una torre de control que tenía un carácter más intimidatorio que de vigilancia, ya que debido a las descomunales dimensiones de la prisión, desde ella no se alcanzaba a ver correctamente el interior de los brazos de la misma, que estaban separados de ese centro por medio de grandes portones metálicos de doce metros de altura que se abrían únicamente para salidas masivas de todo el módulo.

Por este motivo, a las galerías se accedía normalmente por una pequeña puerta situada al lado del portón que daba a una garita de control con despachos de funcionarios y las escaleras que comunicaban las cuatro alturas de la zona residencial. A pesar de que la cárcel estaba dividida en varias galerías, todas ellas dependían de la misma cocina y lavandería. Estaban situadas como prolongaciones del segundo y octavo radio, respectivamente.

Construida con estructura de hormigón armado y ladrillo visto en sus sobrios cerramientos de fachadas, la instalación mostraba incrustados elementos neo-herrerianos en aras del estilo imperialista impulsado por la ideología oficial, enmarcándose la entrada principal con una portada que arrancaba con columnas dóricas e incluía un balcón rematado por un frontón triangular.

La demolición a cargo de Ribera Navarra

El centro penitenciario se encontraba fuera de uso cuando se procedió a su derribo mediante un proyecto de demolición que incluía la identificación de todas las instalaciones que afectaran a los trabajos, así como la anulación de las mismas y de sus infraestructuras y la retirada selectiva de los componentes que así lo requirieran. Entre las instalaciones a que se hace referencia estaban la eléctrica, el suministro de agua y combustibles, la telefonía y el saneamiento.

La demolición de esta compleja estructura de edificios corrió a cargo de una de las grandes empresas de demolición de este país, Ribera Navarra, que cuenta en su haber con importantes demoliciones y proyectos de reciclaje. Fue la empresa que realizó todos los trabajos en el centro penitenciario de Madrid y, prácticamente todos se realizaron mediante equipos mecánicos, excepto la independización de la parte de la cárcel, que se realizó de forma manual. Los trabajos consistieron en la limpieza de las edificaciones, la anulación de las acometidas, la propia demolición mecánica, que duró unas tres semanas, y el reciclado de todos los escombros.

La maquinaria utilizada durante la demolición fue una Komatsu PC 750 con brazo de excavación, una Liebherr 954 con brazo de demolición y alcance de 28 metros, dos excavadoras Hitachi ZX350, una excavadora Daewoo 500, una excavadora Daewoo 450, una excavadora de ruedas Daewoo 200, una cargadora Volvo L120 y una cargadora de cadenas Caterpillar 963.

Paralelamente a los trabajos de demolición, la empresa Ribera Navarra comenzó con el proyecto de reciclaje. Para ello, antes de realizar la demolición de las edificaciones, llevó a cabo un levantamiento topográfico de la zona, observándose en ella importantes desniveles de parcelas.

Así, el material triturado se utilizó para la nivelación de las diferentes parcelas y su acondicionamiento. Los materiales obtenidos de la demolición eran cortados en altura por los demoledores primarios y posteriormente eran reducidos a una granulometría más pequeña mediante los demoledores secundarios y los martillos hidráulicos. Así, los escombros ya reducidos a un tamaño no superior a los 800 mm eran triturados por un grupo móvil Extec C-12 con machacadora de mandíbulas y por una Kleemann Mobirex MR 130ZS con molino impactor, que reducían el 0-800 mm a un tamaño zahorra 0-40 mm apto para la nivelación y acondicionamiento de las parcelas. Los materiales peligrosos fueron tratados y retirados por sus respectivos gestores autorizados y el metal obtenido en toda la demolición se acopió y se retiró igualmente por la empresa autorizada para ello.

Una compleja actuación

El Centro Penitenciario de Carabanchel estaba situado en la Avenida de los Poblados, en el término municipal de Carabanchel, dentro de una parcela con forma sensiblemente triangular y con una superficie de 172.620 m2, entre la línea 5 del Metro de Madrid, que en esta zona discurre en superficie, y la Avenida de los Poblados. Su lado derecho, quebrado en diversos tramos, con orientación Norte, tenía una longitud total de 629 m, lindando con el cementerio de Carabanchel y con los terrenos del trazado de la línea 5 del Metro. Su lado izquierdo, con orientación SO, era una línea quebrada y con una cierta curvatura que lindaba con la Avenida de los Poblados en una longitud total de 622 m y su base, con orientación E, era una línea quebrada de 554 m de longitud total que lindaba con terrenos del Parque Eugenia de Montijo.

Dentro de esta parcela se definió un área de actuación para la demolición de 123.777 m2, que correspondía a la zona en la que se encontraban las edificaciones del centro penitenciario, quedando excluidas las tres zonas ya mencionadas que se segregaron en 2002 de la actividad del centro. La zona delimitada para la demolición contaba con acceso rodado directo.

La cárcel constaba de varias edificaciones situadas sobre el eje vertebral del mismo, orientado NO-SE, y a su vez eje de acceso al centro. Todas ellas se situaban dentro del recinto de seguridad que definía un paseo de ronda perimetral que discurría entre dos vallas de 4,5 m de altura sobre las que se distribuían diversas torres de vigilancia. Exteriormente a este recinto, se localizaban al SO del centro, junto a su lado Este, las edificaciones correspondientes al hospital psiquiátrico, en una zona que se amplió hacia el exterior del primer recinto de seguridad y que también se cerró al exterior mediante otro paseo de ronda con doble valla.

La disposición de las edificaciones se ordenaba a partir del eje vertebral del centro. En su extremo NO estaba situado el acceso, que se realizaba a través del edificio de oficinas y el cuerpo de guardia, independizado del resto. En el centro aproximado de ese eje principal y, sobre él, se situaba la edificación principal integrada por varias galerías de alojamientos y servicios de internos, con planta en forma de estrella, en la que su centro de rotación lo constituía un gran distribuidor cilíndrico en el que se encontraba el centro de vigilancia, como ya se ha indicado. En el extremo opuesto al acceso, se situaba el módulo de jóvenes, que contaba con un bloque administrativo independiente y con acceso desde el exterior, también independiente.

Ajeno a esta estructura y con un esquema de ordenación en forma de peine, se situaba en una zona al SO de la parcela el hospital psiquiátrico, que se integró con posterioridad al centro penitenciario y también contaba con acceso independiente desde el exterior. Todos los edificios presentaban una construcción de similares características, con estructura de pórticos de hormigón armado con forjados unidireccionales de vigueta de hormigón y bovedilla cerámica, y también, en algunas zonas, losas de hormigón armado. No obstante, igualmente existían, en zonas ampliadas o reformadas, como la zona de visitas en el edificio de acceso o la sexta galería, elementos y zonas resueltos con estructura metálica.

Las divisiones interiores y fachadas eran fábricas de ladrillo cerámico visto. Las carpinterías eran metálicas de hierro y con rejas exteriores. Las cubiertas eran planas en todos los edificios excepto en dos casos singulares: la galería de funcionarios y el centro de vigilancia. En el caso primero la cubierta contaba con varias zonas centrales resueltas mediante bóvedas de cañón de piezas de hormigón translúcido y, en el segundo, el centro de vigilancia, la cubierta era una cúpula tendida. Únicamente en la quinta galería se conservaba la grava que remataba las cubiertas planas. La cúpula del centro de vigilancia estaba terminada con pizarra que aún se conservaba.

Todo el centro se encontraba rodeado por un vallado de seguridad, compuesto por dos cerramientos de ladrillo visto, que entre ellos construían el llamado paseo de ronda. Estas vallas eran de 4,5 m de altura y 1 pie y medio de espesor, con un zócalo de granito macizo de 80 cm de alto. El centro contaba también con varios patios exteriores situados entre las galerías del edificio central de internos y entre los diversos cuerpos y bloques del módulo de jóvenes y el hospital psiquiátrico. Cada una de las edificaciones se identificaba claramente en el conjunto, siendo las siguientes:

Dirección-oficinas y cuerpo de guardia. Era el edificio de acceso principal, independiente del resto, con una ordenación en planta en forma de “H”. El programa de oficinas y dirección se distribuía en todo el edificio y el del cuerpo de guardia en el ala Norte del edificio (ala izquierda en el sentido de la entrada). El perímetro de la planta baja, que enmarcaba la plaza de acceso estaba rematado con un soportal abovedado. Sus dimensiones generales en planta eran de 103,73 m de anchura y 57 m de fondo total. Presentaba dos plantas y una altura de cornisa de 8 metros.

Galería de acceso. Era una de las edificaciones integradas en la estructura del edificio central. La edificación presentaba una planta en forma de “T”, en la que el tronco constituía uno de las alas radiales del edificio principal. Su planta era rectangular, de dimensiones de 90 x 20 m, con un patio longitudinal central en el que se situaba un núcleo de distribución vertical con planta octogonal.

Presentaba en el cuerpo perpendicular al eje de acceso (cabeza de la “T”) tres plantas y una altura de cornisa de 13 m, y en el cuerpo paralelo al eje (tronco de la “T”) cuatro plantas.

Galería de funcionarios. Era un edificio rectangular, de dimensiones en planta de 56 x 14 m, con un eje de distribución central y dependencias situadas lateralmente al mismo. El distribuidor central presentaba una cubierta resuelta con bóvedas de cañón construidas con hormigón traslúcido. Constaba de tres plantas y una altura de cornisa de 18 metros.

Galerías de internos. Eran edificaciones de acentuada geometría rectangular, algo deformada, integradas en el edificio principal y unidas por uno de sus extremos al centro de vigilancia, rótula en torno a la que giraban en forma radial las diferentes galerías en las que se disponían las diversas áreas para uso de los internos. Tenían unas dimensiones de 91 x 14 metros.

Todas se distribuían mediante un esquema que constaba de un patio central interior, en torno al que se disponían dos galerías laterales desde las que se accedía a las celdas. El patio central era un espacio abierto en todas las plantas superiores rematado mediante una cubierta peraltada sobre la del resto del edificio a modo de pequeña linterna. La sexta galería suponía una excepción a este esquema ya que no existía ese patio central abierto sino que cada planta presentaba ese gran espacio de distribución central, que daba acceso en este caso a celdas múltiples.

Igualmente, era otra excepción la cuarta galería que no se llegó a terminar nunca y sólo contaba con la planta baja y parte de la zona de conexión al centro de vigilancia. Presentaba 5 plantas de altura y una altura de cornisa de 17,5 metros.

Galería de enfermería. Constituía el octavo radio del edificio central. Como el resto, tenía planta rectangular con un pasillo de distribución central desde el que se accedía a las diversas dependencias. Sus dimensiones exteriores generales eran de 64 x 14 m. Presentaba 3 plantas y una altura de cornisa de 14 metros.

Módulos de aislamiento. Eran módulos semicirculares situados en el extremo opuesto al centro de vigilancia, en las galerías 2 y 4, en los que estaban dispuestas las celdas de aislamiento en su perímetro exterior con una zona de control en el centro. Las dimensiones generales exteriores eran de 25 x 20 m y presentaban dos plantas y una altura de cornisa de 8,5 metros.

Cocinas. Era un módulo semicircular, situado en el extremo de la octava galería, con diversas dependencias situadas en la zona de conexión a esa galería y una amplia nave en el resto. Sus dimensiones eran de 25 x 20 m y dos alturas con una altura aproximada de cornisa de 7,5 metros.

Centro de vigilancia. Era la pieza central alrededor de la cual se disponían las 8 galerías del centro, constituyendo el conjunto principal de edificios del conjunto. Todo el espacio interior estaba al servicio de la conexión y distribución de las circulaciones entre todas las galerías, contando únicamente en su zona central con un módulo circular de control de un diámetro de 9 m. El diámetro exterior del centro de vigilancia era de 36 m y su altura de 20 metros.

Módulo y oficinas de jóvenes. En el extremo Este del eje principal del centro penitenciario, junto al lindero de la parcela en esa zona se encontraba el módulo de jóvenes. Éste estaba constituido por diversas edificaciones agrupadas en un esquema en forma de peine, con el bloque principal situado perpendicular al eje del centro, y con una disposición simétrica de los 3 bloques perpendiculares que tenía respecto de su eje central. El bloque principal tenía unas dimensiones de 213 x14 metros y los tres perpendiculares, de 46 x 15 m, los dos extremos, y de 46 x 12 m, el bloque central.

Independiente de este conjunto, pero también centrado respecto del eje central del centro y del módulo de jóvenes, se situaba el bloque de oficinas, también de jóvenes, con planta en forma de “U” abierta hacia el conjunto del módulo de jóvenes y dimensiones exteriores 82 x 22 metros.

Entre los diferentes bloques del conjunto quedan definidos 3 patios abiertos para uso de los internos, con acceso desde las zonas de soportales presentes en la planta baja de la edificación. Este módulo de jóvenes disponía de acceso propio desde el exterior. El bloque principal presentaba 3 plantas, como los dos perpendiculares extremos, con una altura de cornisa de 12 m, mientras que el tercero presentaba 2 plantas y una altura de cornisa de 7,5 metros.

Hospital psiquiátrico. En la esquina SE del centro penitenciario se localizaba el hospital psiquiátrico. Éste quedaba fuera del recinto principal de seguridad, al ser agregado al centro con posterioridad, para lo que se amplió el límite del recinto de seguridad construyendo un nuevo paseo de ronda, delimitado por doble valla, que completaría el cierre del perímetro global del centro, también en la zona del hospital.

El hospital psiquiátrico era una edificación construida sobre un esquema en planta en forma de peine, con 3 alas perpendiculares al bloque principal. Las dimensiones generales aproximadas del cuerpo principal eran de 61 x 10 m y las de los tres bloques perpendiculares de 50 x 8 m. Todas ellas contaban con tres plantas y una altura de cornisa de 11 metros.

A este conjunto principal se adosaban dos cuerpos más bajos, uno en el extremo norte del bloque principal y otro en el extremo SE del bloque secundario. El primero suponía una prolongación del cuerpo principal de 30 x 12 m con un bloque perpendicular rectangular también de 38 x 11 m. El segundo se adosaba, en forma de “L”, con su bloque longitudinal más largo de 38 x 11 m y el más corto de 20 x 8 m. Estos bloques adosados tenían dos plantas y una altura de cornisa aproximada de 7 metros.

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