Los restos de la sede de CNH Industrial
Información de Fueyo Editores
Hay edificios emblemáticos que, por mucho que hayan desaparecido del mapa por las necesidades de optimizar los espacios disponibles a que obligan los nuevos tiempos y las nuevas industrias, nunca se borran del recuerdo de quienes los frecuentaron, en especial si gozaban de un atractivo diseño arquitectónico.
Algunos ejemplos hemos visitado en las páginas anteriores de este número especial de Demolición & Reciclaje dedicado a conmemorar los 25 años de la publicación. Y ahora le ha llegado el turno a otro que estuvo muy relacionado con nuestro sector por albergar las instalaciones en España del fabricante italiano CNH Industrial Maquinaria Spain, responsable de las marcas de maquinaria de movimiento de tierras y construcción Case y New Holland. Se trata de la sede central en la que se ubicaron las oficinas y talleres, en la avenida de José Gárate 11, en Coslada (Madrid), que durante décadas fue destino prioritario de quienes ejercemos la información en este sector.
En su evolución, el mercado se rige sin miramientos y lleva a realizar demoliciones, replanteamientos y edificaciones de nuevas estructuras sobre la base de demoler las anteriores que ocupaban el espacio que se quiere rentabilizar. Así, el edificio de oficinas de CNH Industrial, que recibió en su día algunos reconocidos premios de arquitectura, se levantó en el año 1987 sobre una superficie total de 20.771 m2, siendo la superficie construida de 8.721 m2.
Y fue en septiembre de 2020, y durante varias semanas, cuando se llevó a cabo su demolición por una de las empresas del sector más importantes de España: la firma madrileña Borraz Demoliciones y Excavaciones que, en base a su experiencia en demoliciones, desmantelamientos, rehabilitaciones y gestión de residuos, realizó un trabajo de derribo y gestión de residuos intachable. Para ello contó con un parque de maquinaria de primer nivel, suministrado en parte por la empresa Hispano Japonesa de Maquinaria, importador para España de marcas de movimiento de tierras como Hitachi y grupos móviles de trituración y clasificación como Metso, grupos móviles de tratamiento de residuos Doppstadt, dúmperes articulados Bell, dientes y portadientes Esco, etc.
Una edificación singular
El conjunto de la edificación de CNH Industrial, que se trasladó en diciembre de 2018 a la cercana sede de la marca hermana Iveco, en la Avda. de Aragón 402 (Autovía A-2, de Barcelona), ya en Madrid, estaba formado por un gran edificio de una sola planta que albergaba la zona industrial y los almacenes, un edificio de oficinas de tres plantas y pequeñas construcciones auxiliares para instalaciones.
Respecto a su posición en la parcela, el edificio industrial estaba situado en el centro de la misma, en posición perpendicular a la avenida de José Gárate. En la mitad posterior de la parcela se ubicaba una zona de almacenamiento exterior alrededor de un pequeño almacén y un depósito, y en la mitad anterior, dando frente a la avenida, se situaba el edificio de oficinas rodeado por zonas ajardinadas y el aparcamiento, con una zona destinada a los visitantes.
La estructura del edificio de oficinas estaba formada por soportes, muros y forjados de hormigón armado, a excepción de dos volúmenes que se anexaron al edificio (comedor y nivel 7) y que era de estructura metálica y forjado de chapa colaborante. La composición de la fachada estaba formada por paños de hormigón armado y algunos paramentos tenían un revestimiento exterior de lamas de madera. Los huecos que la conformaban eran ventanales corridos de carpintería de aluminio sobre antepechos de hormigón armado, y por delante de ellos discurría una celosía colgante de lamas horizontales de madera. La altura total de la edificación era de 11,70 m. El sistema constructivo del edificio de oficinas se componía de los siguientes elementos: cimentación mediante zapatas aisladas y muros de hormigón armado; estructura de pilares y forjados de hormigón armado, solera de hormigón de 0,20 m de espesor con sellado elástico formada por capa de hormigón, hoja de polietileno y encachado; cerramiento: las fachadas estaban formadas por muro de hormigón armado visto, cámara de aire y trasdosado de hueco sencillo, enfoscado, enlucido y pintado; la cubierta era plana tradicional no transitable con acabado de losas de hormigón armado y losa filtrón.
La estructura industrial
La estructura del edificio industrial estaba compuesta por pilares metálicos en celosía y por cerchas metálicas; un segundo orden de correas metálicas entre cerchas soportaba las placas con aislante del cerramiento de la cubierta. En determinadas zonas, la estructura se completaba con arriostramientos formados por tensores. Los cerramientos de la zona industrial estaban compuestos por un murete de hormigón armado y cerramiento metálico en la parte superior. Los paramentos y divisiones interiores son de bloque de cemento en determinadas zonas y de fábrica de ladrillo en el interior del recinto de oficinas. En general, el solado era de hormigón pulido en la zona industrial. La comunicación entre plantas se realiza por medio de escaleras metálicas, además de un montacargas. La altura total de la edificación era de 10,50 m.
El sistema constructivo del edificio industrial se componía de los siguientes elementos: cimentación mediante zapatas aisladas de hormigón armado y vigas riostras y murete perimetral de hormigón armado en la parte inferior de la fachada; la estructura de pilares metálicos era en celosía en el área de almacén y de perfil laminado en el área de oficinas y entreplantas, cerchas y vigas metálicas, forjado unidireccional y solera de hormigón pulido de 0,20 m de espesor con sellado elástico, formada por capa de hormigón, hoja de polietileno y encachado; cerramiento y fachadas: los cerramientos de la zona industrial eran de panel de chapa, las fachadas y divisiones interiores eran, en su mayoría, de fábrica de bloque de hormigón, enfoscadas y pintadas, alicatadas con azulejo y paneles de PVC; el cerramiento de la cubierta estaba formado por paneles sándwich de chapa y lucernarios de policarbonato.
La estructura del edificio auxiliar principal estaba formada por pilares y vigas metálicas; un segundo orden de correas metálicas entre cerchas soportaba las placas con aislante del cerramiento de la cubierta. En determinadas zonas, la estructura se completaba con arriostramientos. Los cerramientos estaban compuestos por bloque de hormigón enfoscado y pintado, y por cerramiento metálico. En general, el solado era hormigón pulido. La altura total estimada de la edificación variaba entre 6 y 7 metros.
Las pequeñas edificaciones del grupo de presión de PCI, del compresor y del centro de transformación propio estaban construidas con muros de bloque de hormigón, ladrillo revestido con mortero monocapa y ladrillo enfoscado y pintado, según los casos.
Junto al límite de la parcela con la avenida de José Gárate se ubicaba otro edificio semienterrado para otro grupo de bombeo. La estructura y los cerramientos eran de hormigón armado. Anexo a él había un depósito enterrado de 90 m³ de agua. La demolición de esta parte venía determinada por la intención de llevar a cabo una nueva edificación. Pese a ello, el estado del edificio a demoler se encontraba en buen estado. Debido a la superficie de la parcela con la que se contaba, a la ubicación concreta de la edificación dentro de la parcela y a las características propias de la construcción y de los materiales que fueron empleados, la incidencia de la demolición en el entorno fue nula.
Trabajos de demolición
El tipo de demolición efectuado por Borraz Demoliciones y Excavaciones fue total, haciendo desaparecer por completo la edificación existente, quedando un solar, así como la demolición de todos los elementos bajo rasante (cimentaciones, redes y depósitos enterrados...). Para ello fue necesaria la excavación de parte de la parcela para proceder posteriormente a su relleno con las tierras propias, hasta alcanzar los niveles de plataforma previstos para la construcción del futuro edificio industrial.v Como criterio general, la demolición se efectuó siguiendo el orden inverso al que corresponde a la construcción de una obra nueva, procediendo desde arriba abajo e intentando que la demolición se realizara al mismo nivel, evitando la presencia de personas situadas en las proximidades de elementos que se derribasen o volcasen.
En la ejecución de la demolición se tuvieron presentes los siguientes principios o normas básicas: se eliminaron y retiraron todos los elementos que dificultaban el correcto desescombrado; el proceso de demolición comenzó por las plantas superiores, descendiendo planta a planta hasta la baja; las plantas se aligeraron de forma simétrica, retirándose periódicamente los escombros para evitar sobrecargas no soportables por la estructura; antes de demoler los elementos estructurales se aligeraron las cargas, retirándose los escombros que descansan sobre ellos; los cuerpos volados o las vigas de grandes luces se apuntalaron cuando entrañaban un riesgo excesivo; se arriostraron aquellos elementos que pudieran sufrir empujes durante la ejecución de la demolición, como fue el caso de los muros de sótano y las medianeras; en el caso de estructuras hiperestáticas, se demolieron en el orden en que se provocara menores esfuerzos, flechas, giros y desplazamientos.
Se definieron claramente las partes de la obra que corresponden a cada sistema de demolición, procediendo a demoler previamente la zona que corresponde al sistema de elemento a elemento, dejando en equilibrio estable los elementos de la zona que se derribaron por el sistema de colapso. El proceso de demolición se efectuó, en todo caso, de forma manual (elemento a elemento) hasta una altura fácilmente alcanzable por el brazo de las máquinas.
Antes de iniciarse los trabajos de demolición de las edificaciones, se procedió a su limpieza general y a la desinfección y retirada de aquellos materiales catalogados como peligrosos, según su código LER.
Se retiró la maquinaria y los equipos existentes que molestaban o entrañaban un riesgo añadido en la ejecución de la demolición, como los cuadros eléctricos, luminarias (fluorescencias), calderas, depósitos de gasoil, etc., así como trapos, aguas u otros elementos que hubieran estado en contacto con hidrocarburos o aceites propios de la maquinaria. No hubo presencia de amianto en las edificaciones. A continuación, se describe el método de la demolición en cada uno de los elementos:
Cubiertas y estructuras
En cuanto a las cubiertas, antes del levantado y retirada de la cobertura, se desmontaron cuidadosamente todos los elementos singulares, evitando su caída o vuelco sobre la cubierta.
Los tramos de la escalera se demolieron antes que el forjado superior donde se apoyaba. En primer lugar se retiraron los peldaños y posteriormente las zancas, demoliendo cada tramo de la escalera desde un andamio que cubría la totalidad del hueco de la misma, retirando el escombro a medida que se iba demoliendo.
Los forjados, independientemente del material de las vigas, se demolieron después de haber retirado todos los elementos situados por encima, incluidos los muros y soportes, comenzando por los elementos que entrañaban mayor riesgo de desplome o desprendimiento.
Antes de proceder a la demolición del forjado se apuntalaron los elementos salientes o voladizos y los paños del forjado en los que se apreciaba una deformación excesiva, comprobando que los elementos estructurales inferiores que soportan el apuntalamiento se encontraban en buen estado y que las cargas transmitidas no superaban en ningún caso su capacidad portante.
Los apuntalamientos se realizaron en sentido ascendente, de abajo hacia arriba, por lo general en sentido contrario al proceso de demolición, mientras se procedía a la retirada del entrevigado antes de cortar las viguetas, evitando debilitarlas. Se desmontaron después de apuntalarlas o suspenderlas, cortándolas por sus extremos, junto a los apoyos.
Las vigas se retiraron suspendiéndolas o apuntándolas previamente, cortando o desmontando sus extremos, sin dejar partes en voladizo sin apuntalar. Durante las interrupciones de la demolición no se dejaron elementos inestables sin apuntalar. Todas estas demoliciones se realizaron por medios mecánicos, a la vez que se demolía el total de las edificaciones, sin necesidad de apuntalar elementos intermedios.
Respecto a los pórticos, cerchas y vigas, cuando las correas y los cabios constituían el propio arriostramiento de las cerchas metálicas, éstos no se eliminaban hasta que no se apuntalaban las cerchas. En caso de que se descendieran de una pieza, previamente se aseguraban fijando los cables de suspensión por encima del centro de gravedad. Cuando las cerchas se desmontaban por piezas, se apuntalaban siempre y se troceaban empezando por los pares, demoliendo previamente los techos o elementos que colgaban de ellas. Cuando las correas y los cabios constituían el propio arriostramiento de las vigas metálicas, éstos no se eliminaban hasta que no se apuntalaban los pórticos. Se demolieron suspendiéndolas o apuntándolas previamente, cortando o desmontando sus extremos, sin dejar partes en voladizo sin apuntalar.
Se demolieron previamente todos los elementos que apoyaban sobre los muros y todos los elementos que acometían superiormente a las columnas o soportes, no permitiéndose su vuelco sobre los forjados. Para la demolición de los soportes metálicos no se permitió la realización de cortes de manera indiscriminada o aleatoria sin el visto bueno de la dirección facultativa.
Se cortaron por las secciones que provocaban el mínimo de flechas, giros y desplazamientos. En general, por la base del forjado sobre la placa de anclaje, apuntalándose previamente por la parte superior para controlar su caída.
El arriostramiento se retiró cuando las plantas estaban totalmente desmenuzadas, demoliéndose previamente todos los elementos que acometían superiormente al soporte, no permitiéndose su vuelco sobre los forjados.
Se permitió abatir cuidadosamente la pieza sólo cuando se hubieron cortado las armaduras longitudinales de su parte inferior, excepto las de una cara, que actuaban de charnela y que se cortaron posteriormente, una vez abatido.
Antes de demoler la tabiquería se tomó la precaución de apuntalar convenientemente el forjado, en especial cuando el estado de conservación del edificio era deficiente. El sentido de la demolición de la tabiquería fue, como en el resto de los elementos, de arriba abajo, levantando los cercos de la carpintería a medida que avanza la demolición.
Los tabiques alicatados o chapados se pudieron demoler conjuntamente con su acabado, utilizándose la técnica de demolición por presión, empleándose el empuje en los casos que lo requirieron. Aquí, se tomó la precaución de cortar los paramentos de arriba hacia abajo en cajas verticales, efectuando posteriormente el vuelco por empuje, que se aplicó por encima del centro de gravedad del paño a derribar, con el fin de controlar su caída en el sentido deseado.
Cuando se interrumpía el trabajo en las zonas expuestas a la acción de fuertes vientos, no se dejaron sin arriostrar los tabiques que por su esbeltez entrañaban un riesgo de desplome.
La gestión de los residuos
Se propuso la reutilización de materiales inertes, fundamentalmente hormigón procedente de la demolición de elementos estructurales: soleras, zapatas, pozos de cimentación, muros de hormigón...
El objetivo era la reducción del volumen de residuo generado con destino a vertedero, minimizando el transporte de materiales.
Todos los residuos producidos pertenecían al mismo grupo, por lo que no fue necesaria una separación selectiva y carecían de peligrosidad. Todos eran residuos inertes, no contaminantes. El desmontaje no originó residuos plásticos, grasos, eléctricos, radiactivos, biológicos, fibras de vidrio, etc., que necesitaran un posterior tratamiento o un especial depósito.
Todos los residuos inertes fueron tratados en obra por la propiedad, siendo el objetivo la reutilización como mínimo del 80% de éstos, en coherencia con la certificación medioambiental de las actuaciones de la propiedad, de cara a conseguir BREEAM Muy Bueno, por lo que se realizó una auditoría pre-ejecución para la identificación de los volúmenes de residuos para que las empresas pudieran planificar sus actividades de reutilización, reciclaje y recuperación antes del inicio de las obras.
Para la obtención de la máxima puntuación, se planteó la revalorización de hasta el 95% de los residuos (excluyendo los peligrosos), además de la reutilización in situ de un mínimo del 51% de la fracción pétrea generada.
Todos los posibles residuos generados en la obra de demolición se codificaron atendiendo a la Orden MAM/304/2002 de 8 de febrero por la que se publican las operaciones de valorización y eliminación de residuos, según la Lista Europea de Residuos (LER) aprobada por la Decisión 2005/ 532/CE. La cantidad, expresada en toneladas y metros cúbicos, de los residuos de construcción, que se generaron en la obra fueron 13.579,79 m2 de superficie y un volumen de 3.147,13 m3. De ellos, se reutilizaron in situ un mínimo del 51%, es decir, 1.605,04 m³. Por lo que el volumen estimado de residuos RCD fue de 8.347,70 m³. El volumen resultante de residuos RCD fue de 8.347,70 m³ x 0,05 = 417,39 m³.
La maquinaria de Borraz Demoliciones
La empresa Borraz, con experiencia de muchos años en el sector de las demoliciones, cuenta con un parque de maquinaria variado y compuesto tanto por excavadoras con brazo largo de demolición como por equipos convencionales de carga, maquinaria auxiliar, equipos de acarreo, etc. Para la demolición del edificio de CNH en 2020 la empresa empleó una excavadora Daewoo Solar con brazo para demoliciones de hasta 20 metros de altura y, para el arranque y carga, dos excavadoras convencionales de cadenas Hyundai, así como otras dos sobre ruedas Liebherr, entre otros equipos de apoyo más pequeños.
También se decantó por la marca japonesa Hitachi, de la que es importador y distribuidor para toda España la firma leonesa Hispano Japonesa de Maquinaria, ante la necesidad de incorporar nueva maquinaria pesada para optimizar los trabajos realizados por los equipos de demolición, que debían ser fiables, robustos y productivos y que se ajustaran perfectamente a sus necesidades.
Además de los equipos de excavación Hitachi, Borraz Demoliciones adquirió a Hispano Japonesa de Maquinaria una unidad móvil sobre cadenas de trituración de la firma Metso, un modelo Nordtrack J90, grupo móvil con machacadora de mandíbulas de boca 890 x 500 mm, 23,9 toneladas de peso y una potencia de 162 kW, para valorizar la importante cantidad de RCD que se generaron en la demolición, transformándolos in situ en árido reciclados que se utilizó en la construcción de las nuevas instalaciones.
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