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25 Junio 2020

El sector del Reciclaje en tiempos del Covid-19

Información de Fueyo Editores

La similitud de esta crisis del Covid-19 con la acaecida a partir de 2008 es que ninguna dejó a las empresas de reciclaje un tiempo de previsión y reacción. Muchas desaparecieron y las que pudieron recuperarse después de años se preguntan ahora sobre el próximo escenario.

La actividad del reciclaje está basada en una necesidad medioambiental de ahorro de recursos y vertidos y en un sector como la construcción, tan primordial como lo es para España. La actividad de reciclaje se encuentra favorecida por infinitas legislaciones de apoyo, desde tratados internacionales a directivas de la UE, planes, decretos y leyes tanto nacionales como autonómicas y locales, y desde el año 2016 por el apoyo que supuso el plan de Economía Circular de la Comisión Junker. Tantas y tantas que ni se cumplen, ni cierran el circulo para los materiales reciclados, ni se avanza en un sector de reciclaje que es una referencia de salud empresarial para los países. Como ejemplo se puede hablar de Alemania y Holanda, con reciclajes por encima del 80%, en comparación con países como España, con un 40%, y donde todavía un 35% es vertido incontrolado.

La salida de la crisis para las empresas de reciclaje de RCD supondrá pasar de la voluntad de la Administración a una acción real de demanda de materiales reciclados por parte de los prescriptores públicos y privados, que redactan los pliegos de condiciones de las obras sin una salida efectiva a los materiales reciclados que se fabrican. Ni se cierra el círculo, ni se sustenta económicamente la actividad, ni tiene sentido del reciclaje.

Los áridos y materiales reciclados españoles cuentan con más de 20 años de investigación de su comportamiento en obra, cumplen las prescripciones técnicas para múltiples aplicaciones en obra civil y edificación, disponen de Marcado CE y, legislativamente, continúan siendo residuos, condición que no favorece que aparezcan como materiales de uso en construcción en los pliegos de condiciones de las obras públicas, ni anima a los directores de obra a contemplar su uso.

El asociacionismo tiene la ventaja de ofrecer un contacto directo con la actividad empresarial, pero ¿qué va a pasar? ¿cuál es el próximo escenario? ¿mantengo abiertas las instalaciones? ¿habrá demanda de materiales? ¿habrá una salida verde?... preguntas comunes por las que se intuye que palabras actuales como resilencia forman ya parte del subconsciente empresarial, de cómo reinventarse, adaptarse y apostar nuevamente en un futuro incierto, y trabajar por la actividad de protección medioambiental como clave del desarrollo sostenible.

El confinamiento ha permitido algo tan difícil como parar el tiempo, repensar, echar el freno de mano y preguntarse por qué si un 80% de la población estaba ya concienciada antes de esta crisis con el uso eficiente de los recursos, los efectos económicos y las oportunidades de ocupación, ¿a qué se debe que no se haya trasladado este efecto a una demanda efectiva en los proyectos públicos y privados de áridos y materiales reciclados?

Los tres principios básicos de transición a la economía circular de la fundación Ellen MacArthur pueden dar alguna pista: necesidad de equilibrio al preservar y mejorar el capital natural, optimización del rendimiento de los recursos y fomento de los sistemas eficientes, es decir, sin impactos negativos.

A estos tres principios que invitan a reflexionar sobre las actuaciones habría que añadir el paso necesario de una acción real por parte de las instituciones y empresas constructoras que los hagan posibles. Debería de ser la propia administración con inversión pública en construcción quien adjudicase los contratos, basándose principalmente en los criterios de contratación verde referidos tanto a la correcta gestión de los residuos que se producen como al uso de materiales reciclados.

A finales de octubre pasado, en el Congreso Internacional de RCD celebrado en el Instituto Eduardo Torroja de Madrid, se presentaron más de 75 ponencias, muchas de ellas sobre nuevas aplicaciones con materiales reciclados.

Entre sus conclusiones la necesidad de la implicación de todos los agentes que intervienen en el ciclo de vida, desde el ecodiseño en los proyectos a la investigación, la deconstrucción, la selección en origen, el reciclaje, hasta la puesta en obra de áridos y materiales reciclados, que debe llevar a lograr los retos y oportunidades necesarios para una transición ecológica.

En este escenario, el paso siguiente para las asociaciones que representan en España a más de 250 plantas de reciclaje es ser capaces de articularse para fortalecer la representación del interés común ante todos los agentes implicados, principalmente con la Administración del estado, direcciones generales de economía circular o medioambiente de las CC.AA. y ayuntamientos. Es importante contar con la Federación Internacional de Reciclaje como apoyo de las reivindicaciones ante todas ellas, y posibilitar que el interés común dé paso a la acción real de cumplir los objetivos de la correcta gestión y de un consumo de áridos y materiales reciclados.

 

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